Los probióticos o bacterias buenas, actúan como escuadrones de policía, evitan que las bacterias patógenas (malas) se multipliquen y provoquen un desequilibrio que pueda desencadenar diversas reacciones que pongan en riesgo la salud. Por eso es recomendable ingerir alimentos probióticos que nos ayuden a mantener el equilibrio de la flora intestinal o microbiota, favoreciendo así el correcto funcionamiento del tracto gastrointestinal.
Los probióticos se han consumido en diferentes formas como yogur, queso y alimentos fermentados como parte de una dieta normal o como terapia para diferentes enfermedades del tracto gastrointestinal. Los efectos benéficos de los probióticos fueron mencionados primeramente por el científico ruso y premio Novel Elie Metchnikoff, quien sugirió que la longevidad de los campesinos búlgaros y su salud se debían a la presencia de bacterias ácido lácticas en la leche agria.
Los investigadores coinciden en la necesidad de elegir los microorganismos que tengan la capacidad de adaptarse y sobrevivir en un ecosistema, o flora intestinal, en particular. El éxito del tratamiento con probióticos es mayor cuando trabajan en conjunto con los microorganismos del cuerpo humano, no contra ellos.
Cada día hay más instituciones tratando de establecer los lineamientos para mejorar y tratar de regular la calidad de información sobre probióticos, cada día hay más y mejores estudios de investigación sobre estos microorganismos. En la actualidad no hay un antibiótico que cure todas las infecciones, tampoco un probiótico que ayude a curar todas las enfermedades intestinales ocasionadas por una disbiosis o alteración de la flora intestinal o microbiota. En el futuro tal vez se pueda contar con un determinado probiótico para tratar una enfermedad específica.
En la diarrea asociada al consumo de antibióticos, éstos combaten a las bacterias patógenas (malas) para quitar la infección, pero con frecuencia también atacan a las bacterias buenas lo que ocasiona un desbalance de la flora intestinal. El consumo de probióticos durante la terapia con antibióticos puede ayudar a mantener el balance la flora intestinal.
Parece ser que los probióticos son muy útiles para reducir la duración de diarrea por gastroenteritis aguda. Esto está documentado en numerosos estudios. Algunos de los probióticos que han demostrado ser de utilidad son Saccharomyces boulardii, Lactobacillus rhamnosus GG o cepas de Lactobacillus reuteri, pues han resultado muy útiles para reducir la duración de la diarrea.
Los estudios más recientes, particularmente los de Hickson y colaboradores en Inglaterra, han encontrado que Lactobacillus casei, L. bulgaricus y S. thermophilus fueron capaces de reducir la incidencia de diarrea, así como ejercer algún efecto sobre Clostridium difficile (bacteria asociada a diarrea). Este estudio también demostró el potencial de estos probióticos para disminuir la morbilidad, los costos del cuidado de la salud y la mortalidad en pacientes mayores a 50 años.
La revisión de literatura actual por Goldenberg Cochrane Database System Review muestra claramente que los probióticos son útiles en la prevención de la diarrea asociada a Clostridium difficile en niños y adultos. Esta literatura indica que S. boulardii y LGG combinados son útiles para lograr estos resultados en diarrea asociada con antibióticos. En una revisión de la literatura médica hecha por expertos indica que la diarrea asociada con antibióticos puede prevenirse con el uso de numerosos organismos.
El administrar probióticos con antibióticos puede también reducir el riesgo de desarrollar infección por Clostridium difficile, bacteria que puede ocasionar diarrea y en algunos casos hasta colitis, enfermedad que puede poner en riesgo la vida del paciente. Esta bacteria puede infectar el intestino si el balance de la flora bacteriana está alterado por antibióticos
Aun cuando la colitis ulcerativa se trata universalmente con antiinflamatorios, corticoides y otros fármacos, los probióticos han reportado algunos buenos resultados. Algunos estudios muestran que en la enfermedad inflamatoria intestinal hay una disbiosis -alteración de la flora intestinal- que ocurre en la colitis ulcerativa simple. La literatura médica ha mostrado que la colitis ulcerativa puede remitirse con algunos probióticos como Escherichia coli Nissle, S. boulardii y LGG.
La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo muy común en nuestra población, se caracteriza por la incapacidad del organismo para digerir la lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra principalmente en la leche y productos lácteos. Estas personas tienen problema para digerir queso, crema, leche, entre otros alimentos que contengan derivados de la leche. En algunos estudios se ha encontrado que algunos probióticos como Lactobacillus acidophilus, pueden ayudar a reducir los síntomas de la intolerancia a la lactosa como distensión abdominal, meteorismo, flatulencia y diarrea. Aun cuando se están llevando a cabo más investigaciones se recomienda utilizar probióticos como Lactobacillus acidophilus.
Los probióticos pueden ayudar a reducir meteorismo y flatulencia en algunos pacientes con síndrome de intestino irritable. Los probióticos no funcionarán en todos los individuos con síndrome de intestino irritable, si usted quiere probarlos puede consultar a su médico para que le oriente cómo puede hacerlo.
Algunas de las bacterias que habitan en la cavidad oral como Streptococcus mutants se adhieren a la placa y producen ácido láctico, causante de caries. Los probióticos que contienen Lactobacillus y Bifidobacterium, pueden contrarrestar a S. mutants y ayudar así a prevenir la caries.
No es necesario presentar una receta para comprar los probióticos, sin embargo, conviene leer en la etiqueta algunos mensajes clave como: no exceda la dosis recomendada; si persisten las molestias por 3 o 5 días consulte a su médico; si consume algún medicamento consulte a su médico; no exceda la dosis diaria recomendada; no se deje al alcance de los niños; este producto no es un medicamento; el consumo de este producto es responsabilidad de quien lo recomienda y de quien lo usa; algunos dicen: indicaciones terapéuticas y otros dicen: indicaciones; algunos dicen recomendaciones de uso, otros uso sugerido y otros, dosis. Ante cualquier duda, pregunte a su médico.
Los probióticos trabajan para nosotros, son bacterias buenas, actúan mientras nosotros descansamos pues nos ayudan a digerir los alimentos que consumimos, producen productos que son útiles para destruir a los microbios malos, los dañinos o patógenos (que ocasionan enfermedades) complementan las funciones de las enzimas digestivas que se pierden (por falta de genes o genes defectuosos) y para mantener el pH del sistema digestivo, entre otras funciones, por eso mejoran el funcionamiento del sistema digestivo.
Entre los principales usos de los probióticos se puede mencionar que ayudan a prevenir la diarrea ocasionada por el uso de antibióticos, diarrea por rotavirus, diarrea crónica, diarrea del viajero, intolerancia a la lactosa, síndrome de intestino irritable (colon irritable), enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerativa y enfermedad de Crohn), entre otras. Se les ha encontrado algunos efectos benéficos en infecciones urinarias, en la prevención de alergias y problemas respiratorios. Existe poca evidencia o controversia para respaldar su uso en algunas enfermedades como eczema.
Existe gran interés alrededor de los probióticos tanto del público en general o consumidores, como de científicos que están estudiando detalles del microbioma, conjunto de bacterias y virus que conviven en nuestro cuerpo, tanto dentro como fuera del mismo. Tal vez el sitio más estudiado sea el aparato gastrointestinal y es por ello que se recomienda el uso de probióticos para mejorar la digestión, combatir la diarrea, la enfermedad inflamatoria intestinal, colitis ulcerativa, enfermedad de Crohn y la infección por Helicobacter pylori, sólo por mencionar algunos usos de los probióticos
En la mayoría de los consumidores los probióticos son seguros de utilizar pues se trata de microorganismos que ya tenemos en nuestro organismo, es por eso que no se reportan efectos adversos, ni se conocen contraindicaciones para su uso. En el etiquetado de los probióticos aparece la leyenda: “su uso es responsabilidad de quien lo toma” debido a que es un complemento de la alimentación para mantener o recuperar la salud.
Los probióticos han mostrado mejorar el síndrome de intestino irritable, una enfermedad crónica caracterizada por dolor abdominal, distensión abdominal, diarrea y constipación. En una revisión de 2014 publicado en la Revista Americana de Gastroenterología determinó que en algunos casos los probióticos ayudan a aliviar los síntomas, probablemente debido a que impide el crecimiento de bacterias dañinas. Uno de los probióticos que ha mostrado mejores resultados en el síndrome de intestino irritable es Bifidobacterium infantis B5624, pues los reportes indican disminución de los síntomas. Otros probióticos útiles son: Lactobacillus acidophilus, Bifidobacterium longum, Lactobacillus plantarum, Bifidobacterium animalis, L. plantarum, Lactobacillus rhamnosus, Bifidobacterium breve, Bifidobacterium lactis, y Streptococcus thermophilus.
En la caja o etiqueta de algunos probióticos aparece con claridad para qué sirven (indicaciones) y cómo usarlos (dosis recomendada, instrucciones de uso o modo de empleo). Si esa información no aparece en la caja o etiqueta, se recomienda consultar al médico. El sabrá recomendar el mejor probiótico para resolver el problema de salud que desea tratar.
Es posible que algunos consumidores puedan presentar durante los primeros días de uso: inflamación intestinal, diarrea, problemas digestivos como flatulencia, meteorismo y estreñimiento; hipersensibilidad, incluyendo erupciones cutáneas y urticaria. Si este es el caso, debe consultar a su médico.
Los probióticos son bacterias vivas que son benéficas para nuestra salud, los prebióticos son hidratos de carbono, no digeribles, y actúan como el alimento de los probióticos. Es una secuencia de beneficios en donde el probiótico funciona como alimento de los probióticos y estos ayudan al hombre a mantener o recuperar la salud.
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